sábado, 27 de marzo de 2010

Los ojos de la noche.

En la tarde somnolienta, elevado entre las promesas que el atardecer propone, en la púber caída de la majestuosa energía del día, fue que descubrí el portal místico de la infinita noche, aquella inconmensurable profundidad de distracción caricaturesca. Incierta profundidad, proeza que en la imaginación de mis desvelos concurres.

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