viernes, 18 de marzo de 2011

la playa

Aquella de quien últimos instantes de comunión ame, amor infinito a quien jamás negué, amor corresponsal que erróneamente reclame, amor infinito al cual jamás custodie, paisaje de ctónicos desvelos.
Serenidad que procurabas calma a mi ser, jamás te olvidare, tu eres mi impotencia de la cual no soy estético sino ambulante arrogante inferido.
Que te puedo yo decir, como puedo no sonar patético, algo sonetico, eco fonético.
Como puedo ser estético sin mostrar el dolor, sin mostrar el pudor, sin mostrar la indiferencia, sin mostrar la inocencia.
Como puedo ser un oráculo si eres mi obstáculo, mi fundición, mi máximo temor, aquel que no llegaba, aquel que tanto anhelaba, aquel que yo soñaba, ese que nunca descifraba.
Tu mi horizonte, mi víctima, mi ternura, mi nota, mi escala, mi snap, mi hermana playa, la fragancia de la flor, la enseñanza de la esperanza en la reproducción.
Tierno elogio a quien alguna vez desprecie y con fuerza amara y contemplara, tierno elogio en el que soñare por la eternidad del ser.
Aquella que me enseñara la primera instancia de la verdad. Ven y muéstrame el camino oh ser divino, dime cual es el destino de todo caudillo.
Dime cual es el destino que demarca mi camino, dime porque la claridad no se relaciona con la sobriedad, dime porque la realidad se confunde en su profundidad.
Dime porque la fraternidad es vislumbrada solo en la posteridad, dime porque la hermandad es postergada para la prosperidad.
Dime porque nada de esto me satisface, dime porque contigo no me comunico, hazme saber que aun sigo vivo, hazme saber que aun soy un testigo.
Hazme saber que aun soy parte de la flor, aquella que nos dota de vigor y resplandor, aquella que jamás guarda rencor, del temor que jamás alberga pudor, hazme saber que aun sigo vivo, que aun soy un testigo.
Dime cual fue tu mayor castigo, tu mayor ánimo, tu mejor deseo, tu más grande anhelo, dime como debo recordarte, fragmentado es el sentimiento por el saber que quisiera entender.
Y si bello fuese para así encontrar algún consuelo… no sé qué decir ni siquiera maldecir, ni siquiera contradecir.
Tierno el término de la magia de nuestro destino, tierna noche en que te ame, aquel encuentro de ensueño, en la que nadie fue su dueño, aquella noche en la que el destino nos despidió, con la más cálida lisonja, aquel instante de amantes, de constelaciones galopantes, pingüe lujuriante de amor, que se consagro en una constelación. Formación de estrellas que jamás vería, que jamás se repetiría.
A dios te digo bella playa, sol y mar, recuerdo de la divina esencia que se fusiona en co-presencia.